viernes, 18 de noviembre de 2011

No es que te extrañe. No es incapacidad de soltar... es que no se olvidar, al menos no del todo. Ni te espero, ni te busco. No me haces falta ni podría asegurar que las cosas estarían mejor contigo. Es solo que me gusta recordarte y a tu aroma crudo. El color del que me pintaste y lo que hice bajo esa luna. Me gusta seguir los ecos de las hojas y hacer garigoles con los dedos sobre el mar, saber que tu seguiste mi danza en silencio y sonreíste, aunque sabías del peligro y que quizás me harías llorar.

He dado muchos pasos desde tu último destello, y el silencio me ha atormentado o me ha sido indiferente... Sucede que de pronto al recordarte me recuerdo... y a mí, de colores, sí me extraño.